sábado, 4 de septiembre de 2010

Están locos estos romanos

¿Qué ocurriría si juntásemos la esencia de Gladiator con el contexto de El rey Arturo, la fotografía de El señor de los anillos y la sanguinolencia de 300 elevada al cubo? Pues que como resultado obtendríamos Centurión, la última película del británico Neil Marshall. Un film que se ha vendido como si de una gran superproducción se tratase, pero nada más lejos de la realidad, ya que Centurión tiene más pinta de “TV movie” o película de serie B que de un producto para la gran pantalla.

Tras el fiasco que resultó La última legión, Marshall vuelve a recuperar del olvido a la legendaria IX legión “Hispana” que defendió las fronteras del Imperio Romano en la antigua Britania. De esta manera, el director inglés nos traslada al año 117 de nuestra era, con el pueblo Picto tratando de sobrepasar las líneas romanas y alterando la relativa tranquilidad de la provincia. La novena es enviada para “apaciguar” la rebelión, pero en su camino caen en una brutal emboscada en la que solamente unos pocos soldados logran sobrevivir. Ahora, estos supervivientes tendrán que seguir luchando por sus vidas mientras tratan de volver hasta el territorio controlado por el Imperio.


Tras un principio sugerente, el film se torna en un “road-movie” de violencia desmedida en donde las decapitaciones, los desmembramientos y los ensartamientos de todo tipo predominan durante la hora y media que dura el largometraje. Y es que Marshall no escatima sangre ni casquería en sus brutales escenas de acción. Aunque no debería sorprendernos toda esta dureza visual conociendo las anteriores obras del director: Dogs soliders, The descent, Doomsday...Todas ellas muy recomendables para ver en familia. En Centurión, Marshall ha intentado dotar al film del mayor realismo posible, siguiendo el viejo dicho de “cuando estés en Roma, compórtate como los romanos”. Algo que es digno de alabanza, pero las escenas de acción están rodadas con una brusquedad y una rapidez en los movimientos de cámara que más que ofrecer una mayor autenticidad, lo que consigue es marear al espectador.

Centurión está protagonizada por Michael Fassbender, uno de los malditos bastardos de Quentin Tarantino, quien da vida al centurión Quintus Dias. Además, cuenta con la participación de Dominic West, conocido por interpretar al senador Theron en 300 o a Jigsaw en Punisher: War Zone. Mientras, en la parte femenina nos encontramos con Olga Kurylenko, la última “chica Bond” hasta la fecha. Ninguno de ellos llega a ofrecer una buena actuación pese a que tratan de meterse con calzador en la piel de sus personajes. West sobreactúa demasiado tratando de emular a Russel Crowe como general romano. Kurylenko consigue mantener un aura de misterio en torno a su personaje pero no por ello deja de ser demasiado plano y anodino. Y Fassbender, pese a no cejar de intentarlo, no consigue trasmitir el espíritu de un soldado romano.

Sé que Roma no se hizo en un día, pero poco se puede rescatar de Centurión. Aunque si hay que admitir el buen trabajo realizado en el atrezzo y el vestuario del film, muy fiel a la realidad histórica. También destaca la preciosa fotografía del paisaje escocés que nos presenta Marshall, con unos planos picados muy similares a los que nos ofreció Peter Jackson en la trilogía del anillo.

En definitiva, Centurión es una película simple, y que al menos no asesta muchas patadas a los libros de historia. Al mismo tiempo, puede ser un buen entretenimiento para los amantes de la acción o las aventuras de romanos, aunque las personas con aversión a la hemoglobina o de fácil impresión deberían alejarse de ella debido a la dureza de numerosas escenas. Y es que en muchas ocasiones sólo les falta decir aquello de: “¡Ave, César! Los que van a morir te saludan”.

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