sábado, 7 de agosto de 2010

Un juego de niños

Resulta muy complicado encontrar trilogías cinematográficas en las que todas sus partes gocen de una verdadera calidad. En la que ninguna de ellas defraude a los espectadores. Sagas tan buenas como para pasar a la historia del cine. Pocas son las que podremos mencionar: El señor de los anillos, El padrino, La trilogía del dólar,… Y es que Hollywood tiene la no tan sana costumbre de reventar sus mejores relatos realizando nuevas películas que en muchos casos resultan del todo innecesarias y no llegan ni a la suela de los zapatos a sus antecesoras. Todo ello para seguir exprimiendo a la gallina de los “huevos de oro”. Pero al final, la avaricia rompe el saco. Afortunadamente, éste no es uno de esos casos, ya que hoy tenemos entre manos a Toy Story 3, el último episodio que pone el punto final a la que podría ser la mejor trilogía de animación realizada hasta el momento.

Pixar tenía que ser. Quien sino iba a ser capaz de levantar el listón cinematográfico en este caluroso verano. Toy Story 3 ofrece un nuevo giro de tuerca a los personajes que tanto nos sorprendieron hace ya quince años. En ella, además de Andy, nuestros protagonistas siguen madurando y deslumbrándonos con la humanidad que tanto John Lasseter como ahora Lee Unkrich han sabido trasladarles. Y es que nunca fue tan cierta la fantástica idea infantil de que los juguetes están vivos.

Además, antes del comienzo del film, Pixar nos ofrece comenzar la sesión viendo su cortometraje Día y Noche (que no Noche y día) para abrir boca. Tras ello, nos encontraremos con un magnífico inicio cargado de diversión que dará paso a una historia llena de emoción y entretenimiento a partes iguales.

El tiempo es inexorable. Poco a poco Andy ha ido creciendo y ya no es el niño que recordábamos. Ahora, pronto se irá a la universidad, y por supuesto, ya no tiene tiempo para jugar con sus antiguos compañeros de diversión. Debido a ello, Woody, Buzz y compañía se ven relegados al baúl de los recuerdos, mientras que tratan de asimilar el duro paso que les supone quedarse al margen de la vida de su propietario.

Toy Story 3 hace que retrocedamos en el tiempo hasta nuestra infancia, y recordemos ese fatídico día en el que todos dejamos de ser unos niños para colarnos en la edad adulta, cambiando nuestros habituales juegos por las responsabilidades.

Pixar vuelve a ofrecer con su esta obra un nuevo soplo de aire fresco a la cada vez más mecánica producción estadounidense, cosa que el espectador valora sobremanera. De esta manera, Toy Story 3 le ha comido la tostada a su gran rival en la gran pantalla, la cuarta entrega del ogro Shrek. Y mientras los de “Dreamworks” tratan de salvar las castañas del fuego, el film de Pixar está arrasando en los cines de todo el mundo.

Sé que a veces cuesta rascarse el bolsillo, y más en estos tiempos de crisis que corremos, y comprar una entrada para el cine, pero la verdad es que merece la pena pagar por ver y, por supuesto, disfrutar como niños de esta nueva joya de la animación. Todo un magnífico cierre para una magnífica saga que perdurará hasta el infinito y más allá...

1 comentario:

  1. Unai, si tus artículos fuesen juguetes y yo fuera Andy, querría ser Peter Pan e iría todos los sábados al País de Sunnyside para disfrutar con ellos.

    Siento mi ida de pinza. Creo que cuanto más calor hace, más tonterias escribo.

    Ahora en serio, el jueves fui a ver Toy Story 3. La verdad, hacía mucho tiempo que no lloraba con una película de dibujos animados (creo que la última vez que lo hice fue con El Rey León). Bajo mi punto de vista, Pixar lleva demasiado al extremo a los personajes. Pobrecillos, que mal lo pasan y nos lo hacen pasar.

    Por cierto, me encantó el cortometraje Día y Noche. Muy original.

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