sábado, 5 de junio de 2010

Ángeles del infierno


La Iglesia Católica considera al Arcángel Miguel como su protector. Y la Biblia dice que se trata del primero de los siete arcángeles y el jefe de los ejércitos de Dios. Sobre sus espaldas caerá la responsabilidad de tocar la trompeta del día del arrebatamiento o, lo que es lo mismo, el día del juicio final.

Todo ello se entremezcla en la opera prima de Scott Stewart, “Legión”. Pero en la película, el Arcángel Miguel se convierte en aquello contra lo que debería luchar. Se convierte en un ángel caído. Pero tranquilos, que no será el que lidere ahora a los ejércitos de averno en el día del Apocalipsis, sino que se pone de parte de los que vamos a ser juzgados. Stewart es un veterano técnico de los efectos especiales, pero en su debut como director ha parido, o mejor dicho abortado, una película catastrófica. Y no lo digo sólo porque la película vaya sobre el fin del mundo...

Nos encontramos con un argumento que no diré que sea bueno, pero sí con cierto potencial, y con el que se podría haber sacar algo más de provecho. Dios ha perdido la fe en la raza humana y manda a sus ángeles para que destruyan a la humanidad. Pero Arcángel Miguel (Michel en la película) se revela contra esta orden divina y decide ponerse del lado de los más débiles.

Steward trata de generar la tensión y la claustrofobia clásica de las películas de terror convencionales. Y como sucedía en “Abierto hasta el amanecer”, sitúa la acción en un local de mala muerte perdido de la mano de Dios. Y nunca mejor dicho... Pero el “Paradise Fall” no se parece en nada al “ Titty Twister”. Y es que “Legión” es una atrocidad cinematográfica. Vamos, que no hay por donde cogerla.


El argumento, al principio, resulta intrigante, pero con el paso de los minutos va convirtiéndose en una parodia mal realizada. Las incongruencia y las situaciones estrambóticas se suceden por doquier, a lo que hay que añadir unos diálogos sonrojantes proferidos una banda de personajes estereotipados a los cuales hemos visto hasta en la sopa. Todo ello hace que, finalmente, acabes odiando a todos y a cada uno de los protagonistas y esperando que los “ángeles-zombi” que pululan por la pantalla acaben con ellos de una vez. Aunque con ello se acabe con al humanidad. Total, ¿qué más da?

El director estadounidense logró reunir a un buen número de caras conocidas, entre las que se encuentran Dennis Quaid, Doug Jones, Paul Bettany o Kevin Durand para rodar “Legión”. Y ninguno de ellos puede enorgullecerse del trabajo que realizan. Se limitan a pasear por el escenario recitando los diálogos sin ton ni son.

La banda sonora está a cargo de John Frizzell, quien tampoco no logra envolver al espectador en un mundo apocalíptico pese a que sus temas tienen bien un cierto aire bíblico. Mientras que los efectos especiales, la especialidad de la casa, tampoco son para echar cohetes. Están bien realizados, faltaría más, pero que nadie se espere secuencias que te dejen con la boca abierta. Ni siquiera en esto logra destacar “Legión”.

Realmente cuesta creer que se hayan invertido 26 millones de dólares en este esperpento, pero lo más increíble de todo es que “Legión” ya lleva unos 60 millones en el zurrón. Sólo espero, y rezo, que no tengamos que aguantar una segunda entrega de este “Armagedón cinematográfico”. Y que Dios nos coja confesados de ser así...

No hay comentarios:

Publicar un comentario