La mayoría de las personas tendemos a percibir el todo frente a los elementos que lo forman, no vemos árboles ni estrellas, sino bosques y el cielo. Se trata de un comportamiento muy útil para algunas cosas, pero como explica Eduard Punset es “nefasto para el viaje a la felicidad”
Con esta misma idea Abraham Moles creó la matriz de descubrimiento, basada en la descomposición de un concepto, problema u objeto en sus elementos esenciales, estructuras básicas o atributos, con la finalidad de estudiar las distintas combinaciones posibles. De este modo, se obtienen nuevas visiones, y pasamos de ver el cielo a ver estrellas, constelaciones, planetas e incluso la luna.
Con estos elementos se construye una matriz de doble entrada que nos permitirá multiplicar las relaciones entre todas las partes halladas, tal y como puedes ver en la imagen. Es así como, a través del enlace entre todos los elementos, estimulamos nuestra imaginación y descubrimos campos no estudiados.
Los cruces ofrecen una gama indefinida de soluciones, unas ya aceptadas, otras inadmisibles y otras realizables. Finalmente, con las combinaciones que tienen posibilidades creativas se confeccionará una matriz de decisión o árbol de decisión sobre la que se trabajará para llegar a la mejor solución posible.
En definitiva, Moles nos enseña a ver que dentro de nuestro ámbito de visión hay mucho más de lo que a simple vista vemos, hemos de fijarnos en los detalles de las cosas que generalmente son en esencia lo más simple y puro a través de lo cual podemos crear.
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