Vendemos ideas. Robamos ideas y después las vendemos. Se las vendemos a quienes se las hemos robado.
Van con la guardia baja y, realmente, no se dan cuenta de que se las robamos; no las echan de menos. Hola, buenas, ¿tienen ideas?, dicen; sí, las tenemos, y justo las que usted estaba buscando. Y se vuelven la mar de contentos con esas grandes ideas a las que no reconocen como propias. Es pereza. Es una pereza trabajada, si se me permite la expresión, abonada pacientemente con... con... con... Ah, cómo seguir. Lo siento, yo soy una víctima más. Robo lo que puedo. A veces me dicen que soy superficial, pero es que para conseguir ideas profundas hay que tener el brazo muy largo. Esperen, por aquí pasa alguien...
Ya lo tengo: un pereza trabajada, decía, abonada pacientemente con colores chillones, regada con el ruido monótono de la mediocridad omnívora, en un campo rico en nutrientes en el que parece haber habido una confusión en la elección del cultivo.
Así pues, si ustedes han llegado hasta aquí buscando buenas ideas, bombillitas que iluminen oscuros rincones de su conciencia más apartada, les rogaríamos, si son tan amables, que se hagan un poco los despistados y, cual turistas neófitos, vistan prendas anchas, se dediquen a sacar fotos a nuestros espectaculares monumentos sin osar bajar bajo ningún concepto la vista y coloquen sus bien aviadas mochilas a la espalda, sin preocuparse de los grupúsculos de lugareños que se les arriman tanto, sin duda, a causa de un concepto algo equivocado de la palabra confianza. A la salida, junto con una pequeña foto a guisa de recordatorio, les regalaremos una bonita y, sobre todo, oportuna idea.
De nada, de nada... Vuelvan cuando quieran, sí, de nada...
Y recuerden nuestro lema: '¡tenemos su idea!'
Mister Zero
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