El guionista de la aclamada
[·Rec] y director de varios cortos como
La guerra o
...ya no puede caminar,
Luis Berdejo, cruza el charco para debutar con su primer largometraje,
La otra hija. Aunque, realmente, el donostiarra ya lo había cruzado hace un par de años cuando trabajó en
Quarentine, el remake americano de la obra dirigida por Jaume Balageró y Paco Plaza. Para su estreno, Berdejo eligió un género que conoce bien, el de terror, poniéndose a los mandos de un film en donde
se entremezcla el drama familiar y el thriller paranormal. Pero desgraciadamente, su debut no ha sido muy espectacular que digamos, ya que en los Estados Unidos la película ha salido
directamente en DVD, mientras que en nuestras salas ha pasado casi desapercibida para el público en general.
La historia está basada en un relato del novelista irlandés John Connolly, y que posteriormente fue adaptada por el guionista John Travis, quien ha concebido una trama con más agujeros que un queso gruyer. Y es que da la sensación de que el argumento es alargado como un chicle con el único fin de poder rebasar la frontera de la hora y media de duración. De esta manera se nos presenta a John James, un novelista recientemente divorciado que decide mudarse con sus hijos a una apartada villa de un pequeño pueblecito de Carolina del Sur. Nada más llegar, comienzan a percibir
sucesos extraños en el lugar, así como
un repentino cambio en la personalidad de la hija. Alertado por los acontecimientos, John comienza a investigar el pasado de la casa y descubre que todos los hechos parecen tener algún tipo de relación con
un misteriosos túmulo funerario de origen indio cercano al inmueble.
Conforme pasan los minutos, la estética del padre que debe cuidar de sus dos hijos en un entorno solitario y en el que comienzan a acontecer fenómenos inexplicables no deja de recordar, en cierta medida, a la película
Señales de M. Night Shyamalan. Y como la cinta del realizador hindú,
La otra hija comienza apuntando buenas maneras, ya que no se trata de un film impregnado con los típicos sustos y asesinatos a cascoporro, sino
un largometraje de terror psicológico y suspense sobrenatural. Lo que gracias a la cuidada ambientación, el buen manejo de la cámara de Berdejo y la banda sonora cargada de profundos tonos agudos y elaborada por Fernando Navarrete, consigue
mantener en vilo al espectador durante su primera mitad. Sin embargo, una vez que se destapa el pastel, como también le ocurre a
Señales, la película pierde interés a pasos agigantados, a lo que se le une
un atropellado final que desmerece todo el trabajo técnico anterior.
Para esta primera puesta en escena, Berdejo cuenta con la colaboración del mítico
Kevin Costner, quien sigue sin levantar cabeza desde su fiasco en
Waterworld, y eso que intentado con empeño reconducir su carrera en múltiples ocasiones. En esta nueva oportunidad se viste de padre inexperto y toma las riendas de la película consiguiendo una actuación bastante digna. Mientras, en el otro lado de la balanza nos encontramos a
Ivana Baquero, la niña protagonista de
El laberinto del fauno, que con un eficiente papel de hija descarriada vuelve a demostrar
el prometedor futuro que le espera a esta jovencísima actriz.
Por lo que parece, Luis Berdejo hace lo que puede con lo que tiene, ya que la calidad artística es intachable pero
el resultado final deja bastante que desear debido a una historia que chirría en su desenlace y que ofrece muchas incógnitas sin resolver. Y eso sin contar el sinfín de reiterativos clichés “made in Hollywood” que atesora el film. Ahora, tras finalizar su aventura americana, el guipuzcoano dejará las cámara por un tiempo para ponerse a trabajar en
varios guiones que ya tiene concertados, y entre los que destaca la precuela de
[·Rec].